martes, 25 de enero de 2022

Así Llegue. Cap. 2 El mando policial

Capitulo 2
El mando policial

El primer acto de gobierno de Heraclio Rojas en la madrugada del día primero de enero, que no es lo mismo que el primer acto protocolario, fue tomar protesta a los cuatro comandantes de la policía municipal, una vez investido del mando policial, hizo lo mismo con las cuadrillas de topiles, es decir, se aseguró de tomar el mando de la seguridad pública del pueblo, más que un acto, es también un mensaje de que tiene el mando sobre todo y sobre todos. Cada cuadrilla una integrada por cuarenta topiles, encargados de resguardar la seguridad pública en los cuatro barrios del pueblo. Cada uno de los nuevos policías manifestó su saludo y lealtad al presidente.



El segundo acto de gobierno, emanaba de la fuerza por la costumbre del pueblo. Un acto que constituye un símbolo de la máxima representación del poder. 

Heraclio llamó a su cabildo para que lo acompañaran a jurar la Bandera Nacional bajo el frontispicio del Palacio; este era un inmueble construido al finalizar el periodo Porfirista, edificado a la vanguardia arquitectónica de aquella época, de estilo afrancesado, se sostiene por una estructura armable de hierro, de una sola planta en forma de una hache mayúscula (H) en color verde, con amplios pasillos custodiados por columnas de hierro forjado, los espacios públicos de la Presidencia, Sindicatura y Regidurías resaltan en contraste en color blanco. Al frente la plazuela donde congregó Heraclio Rojas a su cabildo y un amplio espacio en la parte trasera, aun se conserva el jardín dedicado en memoria de Eustolio Carrera. Un trabajador de la Industria Textil de Río Blanco, quien fue masacrado el 07 de enero de 1907 por una turba de trabajadores quienes se amotinaron frente a la fábrica, rompiendo puertas y ventanas, armado con palos y piedras encontraron a Eustolio tratando de defender los intereses de su patrón, considerado un traídor al movimiento fue masacrado con las mismas armas que tenia. En memoria y reconocimiento a su lealtad y valentía, la empresa textil y el Gobierno del Presidente Díaz, construyeron el Palacio Municipal en su tierra de origen, Agua Zarca, donde actualmente está por tomar posesión Heraclio Rojas.

Pero no llegó solo, detrás de los concejales arribaron a la plazuela, los actores políticos del momento, con quienes se enfrentó en la contienda electoral, sus militantes y los “acarreados”. 

El propósito de dicho acto era hacer visible la fuerza política, no solo del presidente, sino de quien quisiera mostrar el musculo político, era el mensaje para dejar en claro con quien tendría que acordar el presidente, cada regidor refrendaría de este modo su presencia, con el mayor número de gente apostada en la plazuela del palacio. 

El presidente municipal, por razones obvias y porque así había sido siempre en las tomas del poder, debería ser quien más gente tendría que convocar, a sus seguidores les correspondía tomar el pasillo bajo el frontispicio, era la posición de mayor importancia, porque representaba el poder, pero también representaba una responsabilidad o un riesgo, se entendía que por ganar la elección debería ser quien más gente invitaría a su toma de posesión, de no cubrir el frontispicio, quedaría  en  entredicho  su  triunfo  y  sería  presa,  desde  el  primer  día  de  su  mando,  a  la inescrupulosa critica de gobernar sin  el respaldo de su pueblo. Exactamente eso fue lo  que sucedió, Heraclio desde una semana anterior invitó a las personas que votaron por él, pero muy pocos acudieron, lo cual era razonable, a él lo votaron amas de casa, los jóvenes de ambos sexos que emitieron su sufragio por primera ocasión, personas que no habían militado en partido político alguno, todas ellas expresiones de cansancio de los juegos políticos, sectores de la población que no estuvieron en la asunción del poder, porque no compartían dichas prácticas sociales que consideraban retrogradas. A él lo acompañaron los operadores del partido Movimiento por la Repatriación Nacional (MORENA) con apenas 45 personas, más los 80 topiles y 4 comandantes que recién habían jurado lealtad. En cambio, el Partido de la Reforma Institucional (PRI) logro convocar a 223 militantes, el Partido de los Trabajadores (PT) 25, el Partido Verde Oaxaqueño (PVO) 83, el Partido Alianza Nacional (PAN) 122 y por último el Partido de la Real Democracia (PRD) logro movilizar a 324 campesinos. 

Aquella noche nadie durmió, se combinaron los festejos del año nuevo y la toma del poder. Heraclio en todo momento fue objeto de cuestionamientos a los cuales no prestó atención, no se sintió evidenciado, sabía de antemano que otros grupos políticos tratarían de llenar con su gente la plazuela del palacio, para negociar concesiones políticas y administrativas.



Al concluir el juramento a la Bandera Nacional, Heraclio agradeció la asistencia de los líderes políticos y a sus militantes, encargó a los topíles preparar el templete en el kiosco para desarrollar la sesión solemne de cabildo, a Don Teófilo López le dio instrucciones para convocar al pueblo y se retiró a su domicilio, él también tenía que preparase.
 
Heraclio al llegar a su casa aun de madrugada, encontró dormida a su esposa e hija, saludó su padre, el señor Fulgencio Rojas, y a doña Cayetana Zarate, su madre; ambos no habían dormido, lo acompañaron en la velada. 

Fulgencio como Principal en el pueblo, estuvo dando opiniones en el Quiosco de la Plaza Pública, una función que cada tres años realizaban los expresidentes de Agua Zarca, era como un concejo de ancianos; sin embargo, más uno de los líderes viejos le recriminaban que su hijo no tenía las suficiente legitimidad, para asumir al cargo, decían que una cosa era ganar una elección y otra ganarse a la gente, Don Teófilo, como gente caracterizada, escuchó y solo en algunos casos respondió.

- Pues la legitimidad la damos nosotros, si tú no quieres apoyar su mandato, entonces no es problema de Heraclio, es problema tuyo.

Así lograba dos cosas, definir quien estaba a favor o en contra de su hijo y por otro lado, hacer los amarres para trabajar con quien quisiera darle el apoyo a él y a su hijo. 

La madre de Heraclio estuvo en una improvisada cocina que se instaló fuera del edificio público, ahí preparó tamales de mole envueltos en hoja de totomoxtle, atole de avena y pan untado con mantequilla, alimento que repartió a los invitados de Heraclio.



Ya por la mañana, una vez aseado, Heraclio invadió con su presencia el comedor de la casa, portando un traje azul marino que contrastaba con su tez clara, una camisa blanca nueva que adquirió en Tehuacán y una corbata guinda, nueva, de seda, un regalo muy especial  que apenas hace un par de días le había regalado Silvia Lauther. 

Su bigote amplio y poblado, recién recortado mejoraba su presencia, acentuaba su personalidad, con poder, incluso su voz había adquirido mayor fuerza. 

Su padre en cuanto lo vio le sentenció.

-Ten cuidado, con ese traje, la gente va a decir que tienes dinero.
Su esposa, quien ya le había preparado el almuerzo, lo miró con asombro, como si aquel personaje fuera un perfecto desconocido, le tomó con ambos brazos, le deseó mucha suerte, le reclamó que no usara la corbata verde que le había comprado junto con el traje, con una mirada evasiva Heraclio se ajustó la corbata que ya traía puesta frente a una vitrina, pasando por alto el comentario, al mando de lo que sucedía en el comedor; los cuatros se sentaron a mesa, su padre no se cansó en consejos y recomendaciones, hasta que el Comandante de los Topiles llamó a la puerta de la casa e informó que ya se encontraba todo listo y aseguraba la presencia de al menos unas mil trescientas personas. 






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Pretensión

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