lunes, 5 de julio de 2021

03:00 A.M.

03:00 a.m.

Por Francisco Enrique Santos Méndez



Un auto avanza por la avenida.

Tiene prisa, no respeta las luces del semáforo.

 

Hace algunas horas, aún era media noche.

 

Ella, fija la mirada en el retrovisor.

Enciende la radio. La inconfundible voz ronca

de Barry White se esparce en el auto.

Just the way you are. Se escucha por Spotify.

Sus ojos se avivan, el audio le genera recuerdos.

 

Vuelve a mirar por el retrovisor.

Sigue la trayectoria de un vehículo distante.

Aspira el aroma de su cabello.

Dibuja una leve sonrisa, pero le sigue un gesto de preocupación.

 

Una cuadra atrás, el motor de un automóvil rompe el silencio.

Sigue a corta distancia al auto, que ella conduce.

Él, seguro de sí, aspira el aroma que emana de su pecho.

Creed Aventus el perfume, un obsequio de ella.

La envoltura, la dejaron en la habitación.

 

Pastillas, cigarrillos, cervezas, motel.

 

Avenida Insurgentes Sur, toman Río Mixcoac.

Ambos vehículos toman rumbos diferentes.

Los celulares, relojes y estéreos, todas las pantallas indican las tres de la mañana.

Ya es tarde, muy tarde. Más para ella.

 

Él, no tendrá que explicar nada en casa, desde hace años no lo hace. Perdió el interés, el respeto y el amor de su familia.

Eligió vivir el momento y huir de las responsabilidades.

Hoy sedujo, enamoró y juró amar por siempre.

La juventud de ella, hace contraste con su experiencia.

 

Besos, caricias, éxtasis, deseo, pasión.

 

Ella sí, cuando llegue a casa tendrá que explicar en dónde estuvo y con quién.

Explicará sus repentinos cambios de humor, que la tienen cada día más ausente.

Sentirá derrumbarse cuando sea evidente la humedad de su cabello y el aroma del jabón líquido de Él, que lleva en todo el cuerpo.

 

Ella, avanza y da vuelta a la derecha por Barranca del Muerto.

Se detiene en el estacionamiento del Centro Libanés.

Aprovecha la penumbra del lugar para mejorar su imagen.

Del interior de su bolso, toma un cepillo y vuelve a dar forma a su cabello.

 

Lourdes, la espera despierta en casa.

Está preocupada, tiene un mal presentimiento.

Desde que le dio la vida, no había sentido tanto temor.

 

Frío, miedo, nervios, oscuridad.

 

Ella, sigue desvaneciendo cualquier rastro de este día.

No está sola.

Entre las sombras, una silueta se abre paso, se acerca.

La observa.

Desaparece.

Ella, no se da cuenta, toma el frasco de perfume Reelance Vip y lo aplica en su cabello.

Mejora sensiblemente su ánimo y le devuelve la tranquilidad.

 

La silueta vuelve a tomar forma a un costado del auto.

Abre la puerta.

Una de sus zapatillas, Daisie Black, desciende del vehículo.

Siente que el corazón le va a explotar.

Trata de incorporarse, le tiemblan las piernas.

Del interior del vehículo timbra el móvil.

Irrumpe el silencio con toda intensidad.

Vuelve al interior, cierra la puerta y acciona el seguro.

 

Tras la bocina del celular, es él, pregunta por ella.

Su voz le hace tener más seguridad y calma

Enciende el auto y abandona el sitio.

 

Un indigente observa a un auto Mazda 3, retirándose.

 

Tres de la mañana.

martes, 16 de marzo de 2021

Covid-19 a un año

¿Qué sucede cuándo se une gel antibacterial y una moneda de 50 centavos?

 

 

El veintiocho de febrero se registró el primer caso de contagio por el nuevo coronavirus en México.

 

A casi un año de estar encerrados en casa, muchas cosas cambiaron, no solamente en lo personal.

 

Ya no somos los mismos a aquel 27 de febrero, cambiamos de frecuencia, cambiamos nuestra forma de comunicarnos.

 

Hace un año, solo contaba con un equipo de cómputo, generalmente para uso de mis hijos, para sus esporádicos trabajos de investigación. Ahora no descansa.

 

Los celulares se convirtieron en el cambio generacional, todo un mundo en la palma de la mano, el conocimiento en una pantalla de 3.5 pulgadas.

 

Hace un año gozaba de la privacidad en casa, nada me molestaba, nunca revelé el número de teléfono local, ni de chiste invité al jefe o a los amigos. Ahora no salen de mi domicilio, mañana, tarde, noche, estoy pendiente, con mi estado: “en línea”.   

 

Tiene un año que no cabemos en casa, cada rincón cobró un valor extraordinario, para conectarse para una videoconferencia, videollamada, videoclase, videoplática. Palabras nuevas para la RAEL.

 

Casados: estaba acostumbrado a no convivir en pareja. Al menos tanto tiempo. Ahora nos vemos la cara desde que amanece, hasta que anochece. Tiempo, tiempo, un tiempo por favor, el único espacio de privacidad fue el asiento trasero del auto.

 

Terminé por suscribirme a todas las redes sociales existentes, me convertí en una máquina para stalkear muros en facebok, dar likes, retuitear, instagramear, seguir a yuotubers y públicar en Pintarest.

 

Hace diez meses, de mis 50 vecinos cabeza de familia, cuatro de ellos se quedaron sin empleo, 10 de ellos suspendieron actividades en sus negocios, 5 madres de familia iniciaron algún tipo de autoempleo, 1 solo caso de divorcio y 1 caso de violencia dentro del domicilio por razones económicas, que sigue en el tribunal.  

 

Hace seis meses falleció el mejor de mis amigos, por COVID-19, después de 30 días de atención médica.

 

A la fecha he tomado nota de 126 personas, de amistad muy cercana, contagiadas por el coronavirus, de ellos lamento 17 fallecimientos.

 

Cuando empezó la pandemia, la gasolina llegó a costar $16.50, después de un año anda en los $21.05, no hay forma que deje de subir, y dicen que no hay gasolinazo.

 

El consumo en casa aumentó casi un 25%, en tanto que el ingreso familiar, no solo no aumentó, sino que tuvimos recortes para apoyar al personal médico que está en la primera línea de combate contra SARS-COV2.

 

El gasto por vacaciones se redujo a $0.00, no salimos. Adiós a las playas,  adiós a los restaurantes, adiós a los cines, adiós a los teatros, adiós a los conciertos, adiós a todo.

 

Me preocupa, aun que no se, si no debiera; pero mis hijos con edades arriba de los veintiún años, no han salido, no han interactuado con otros chavos, a un año, no tienen novio o novia, o lo que quieran. Siguen encerrados con conversaciones en línea. ¿Esa es la nueva normalidad? ¿Así serán las nuevas relaciones?

 

A un año, aproveché las promociones de un mes gratis de las plataformas digitales: Netflix, BHO, Amazon Prime Video, Disney+, Apple TV, YouTube y Blim.

 

A un año, no entiendo ¿Porqué si se sabía que venía una pandemia, no se previeron los mecanismos institucionales para hacer frente no solo a la enfermedad, sino a sus consecuencias, todas?

 

A casi un año, llevo 2 amenazas de contagio, que terminaron en resfriados.

 

A un año de la pandemia, sigo libre de coronavirus.

 

Y bueno, a la pregunta de ¿Qué sucede cuándo se une gel antibacterial y una moneda de 50 centavos? No lo sé, tal vez nada o posiblemente se mueran los bichos de la moneda.

 

martes, 19 de enero de 2021

FUNDAMENTACIÓN Y MOTIVACIÓN

 




FUNDAMENTACIÓN Y MOTIVACIÓN

 

 

Y aquí estoy de nuevo, sentado, sin teclear una sola palabra, frente a la computadora, sin lograr hilvanar mis pensamientos en una redacción jurídicamente lógica. Pierdo con mucha facilidad la concentración.

 

Recuerdo su andar, por los pasillos del edificio. Su debilidad visual para ver a la distancia e identificar a quien tiene al frente. Aun así, se resiste a usar sus lentes. Pero que importa, se siente bien cada que la veo venir.

 

Para colmo de males, en uno de esos escapes mentales, le di click a una página de internet, sobre un tema sin importancia, de la cual ya no me acuerdo, el problema es que ésta me llevó a otra, y otra, y otra; hora y media perdida. Qué difícil es pensar y escribir.

 

En alguna ocasión dijo -Usted sabe que lo quiero mucho. ¿Cómo debo entender eso?, “Usted” más allá de la tercera persona plural del pronombre personal, es una loza, que de ninguna manera me hace pensar que “me quiere mucho”, como yo esperaría que fuera.

 

Tomo el Código Penal, leo el artículo que me interesa. Tomo mi libreta, anoto algo, generalmente ilegible, parece ser algún tipo de dibujo o línea que une algún otro signo, igualmente inentendible. Tomo el libro Introducción al estudio del derecho de Eduardo García Maynez, recuerdo que fue mi libro de cabecera en el primer año de la carrera, me hace sentir bien. Diez minutos más y sin lograr una palabra.

 

Cuando escucho su nombre siento que quisiera estar con ella. Tomo el celular y le envió mensajes por WhatsApp, pasan minutos, una hora, dos, tres, medio día, el día completo y por fin, leyó el mensaje. Y volvemos a empezar, pasan minutos, una hora, dos, tres, medio día, el día completo y responde: -Ok, que bonito.

 

¿Qué tiene que ver la fuerza de voluntad?, ¿Qué carajo tiene que ver el enfoque?, ¿Premisa mayor y premisa menor? Su relación entre ambas, la identificación de la tesis jurídica y la aproximación a su antítesis. No tiene nada que ver, simplemente no me puedo concentrar. Ni una sola idea en la cabeza, no sé qué escribir.

  

Decidido, motivado, cargado de amor propio, indestructible, voy a buscarte. Hoy es el día, por fin voy a hablar, lo tengo preparado, casi de memoria, nada me detiene.

Te anuncio mi presencia con misterio, toco la división de tablaroca de tu isla; donde deberías de estar, a esta hora, en este día, en este momento.

 

Definitivamente, no es mi día, en un mundo paralelo, mis pensamientos vuelan hacia ella. No me dejan concentrar. Fundamentación, la necesito. Motivación, su sonrisa. 

 

Hoy, como muchos otros días no es mi día. En lugar de perder el tiempo, debería dedicarlo a trabajar en lo que realmente importa, redactar el escrito que mañana debo presentar en el juzgado.


sábado, 16 de enero de 2021

LA SOMBRA DE LA PÉRGOLA

 


LA SOMBRA DE LA PERGOLA


Con la mirada perdida en una de las amplias losas de concreto, tendidas a la sombra de la pérgola en el parque del pueblo, un hombre joven, absorto en sus pensamientos suspira levemente, a pesar de controlar un mensaje facial de que todo se encuentra bien, el arqueo de sus cejas denotan aflicción, balbucea sonidos inentendibles.

-¿Qué haces?

- Suspiro.

-¿Por qué?, o ¿Por quién?

-No lo sé.

-¿Cómo está eso, suspiras y no sabes por qué o por quién?

-Mmm, bueno si lo sé.

-¿Entonces?

-Es que, no sé.

-Me preocupas, algo te pasa, y no sabes qué es.

-Sí –responde- No dejo de pensar en alguien.

-¡Vamos!, ¿estás enamorado?

-Aún no lo sé.

-Eso sí es preocupante. 

-Creo que sí.

-¿Se trata de una Mujer?

-Sí.

-Wow. Nunca antes te había visto así.

-Sí, ni yo me había sentido así.

-¿Cómo se llama?

-No lo sé.

-Carajo, ¿Cómo no vas a saber el nombre de la mujer por quién estas así?

-Se llama Sofía.

-No te entiendo.

-Ni yo me entiendo.

-Estas grave.

-Sí lo sé.

-¿La amas?

-No lo sé. Apenas y la conozco.

-¿Entonces?

-Me siento atraído por ella.

-A bueno, ya empezamos bien. Y ella, ¿sabe de ti?

-Sí.

-¿Ya le dijiste que la amas?

-Yo no he dicho eso.

-¿Qué?, no te entiendo.

-Yo tampoco.

-¿Cómo puede gustarte una mujer sin que la ames?

-Precisamente, ese es el detalle, solo la he visto en unas cuantas ocasiones, pero nunca nos hemos tratado, no la conozco. Sé que es una mujer bonita, pero no sé más, ni ella sabe más de mí. Por tanto, no sé sí estoy enamorado o solo me agrada verle.

-buen punto. ¿Pero por qué suspiras?

-No lo sé. Solo sé que quiero verla.

-¿Por qué?

-No lo sé.

-¿Solo para verle?

-No.

-¿Entonces?

-Quisiera hablarle.

-¿Nunca le has hablado?

-No.

-¡Que bruto!

-Sí, creo que sí.

-¿Qué le quieres decir?

-No lo sé.

-¿Qué?-Ya entre el enfado y la mofa, le responde- No te entiendo.

-Ni yo mismo me entiendo. Solo sé que quiero verla, hablarle, decirle que…

-Decirle ¿Quéee?...

-No, nada.

-Con un carajo, ¿quieres ser claro? –Ahora sí, ya molesto su interlocutor sube el tono de la voz para inquirirlo- Me están enfadando.

-Discúlpame.

-Haber, vamos otra vez, dime, exactamente ¿Qué quieres de ella?

Tomándose su tiempo responde –Solo hablar con ella.

-Bien, ese es un buen comienzo.

-Y, ¿Ya sabes sobre qué vas a platicar con ella?

-La verdad, no.

Llevándose las manos a la cabeza, hasta que escurrieran por su cara, su interlocutor le recrimina –Pues si que eres burro, ¿Cómo quieres hablar con ella y no tienes tema de conversación?

-Siento que no es necesario llevar un tema preparado para platicar con ella. El tema por sí solo llegará cuando esté junto a ella.

-Ok, me has ganado. Pero hace un momento estabas seguro que le querías decir algo, si la tuvieras aquí enfrente, ¿Qué le dirías?

-No sé.

-¡Me lleva el tren!, ¡solo dime lo que le dirías!

-Que me agrada verle.

-Sí, así se hace. Solo cuando la veas, díselo, ¿va?

-Sí.

-Haber dime, ¿Qué le vas a decir?

-No sé.

-Auch. Otra vez, con una tostada. Tú no aprendes. Solo dile que lo que sientes, dile que te agrada verle y ya. –ahora si ya consternado- vuelvo a preguntar ¿Qué le vas a decir?

El joven hombre, no pudo responder, una hermosa chica, de tez morena, cabello chino, alta, con un cuerpo joven y hermoso, aprovechando que se encontraba solo y cabizbajo, sonriendo le toma por la espalda cubriendo sus ojos con ambas manos y le pregunta. -¿Quién soy?

Él, no pudo responder.


Y NO PODRE DETENERTE

 



TRIVIAL


 

PARA ESCRIBIRTE

 


DESNUDA

Desnuda on line

 






AVISOS CLASIFICADOS


 

Pretensión

Quiero besos. Quiero abrazos. Quiero caricias.   Quiero rozar con mis labios tus mejillas. Quiero estremecer cada uno de tus sen...